Sobre mí

N ací en una aldea que ya no existe. Tampoco administrativamente. Lleva años dejando de existir, desapareciendo la cada golpe de la memoria. Quizás a cuyo objeto deseo por volver allí y descubrir entre sus nuevos vecinos lo que queda de ella. Los susurros. Porque yo aprendí a amar las historias allí, escuchando los cuentos sobre Foucellas, el maqui que no era tal, o quizás sí.

Decidí ser periodista para ser yo un día el que contará aquellas historias. Aprobé los estudios en la Universidad Complutense con notas mediocres. Pero conocí la McLuhan, Trotsky, Weber…y a Saramago o García Márquez. Porque la mejor lección de aquella universidad fue el amor por los libros. Empezando polos clásicos.

Yo también fui becario, en Ondacero Radio y en la agencia Efe. No hubo un momento en mi vida en el que haya cobrando un salario mayor, lo que subraya la precariedad que ahoga al periodismo. Expulsado de las redacciones, comencé a viajar poner el mundo en busca de gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas. Gente que puede cambiar el mundo. O quizás oscurecerlo aún más. Porque el periodismo encuentra en la escala de grises el espacio para ser lo que soñó ser: una ventana desde la que mirar y entender.

Desde 2013 he recorrido Oriente Medio, Sudeste Asiático y América Central contado las ausencias de la posguerra iraquí y el conflicto kurdo; narrando la muerte de lenguas milenarias o el genocidio de la minoría rohingya en Birmania; o tratando de entender por que en Guatemala la sociedad camina mirando hacia atrás. Ahora avanzo por el Cuerno de África.

Escribo reportajes y crónicas. O cualquier cosa que mi abuelo habría podido llamar cuentos.

Premios

Con la periodista Rosa María Calaf en la entrega del «Memorial Joan Gomis»

Por el reportaje ‘La Tregua de los Zapatos’,  (Ciudad de Guatemala, El Diario.es) recibí el XII Memorial Joan Gomis

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